El perfil del inmigrante mexicano es: profesionales de entre 30 y 40 años, clase media o alta, concentrados en Madrid, Barcelona y Sevilla, más mujeres que hombres, eligen venir a España para realizar estudios de posgrado y durante su estancia construyen relaciones laborales y/o sentimentales que terminan por quedarse en el país".
José Ramón Santillán Buelna*, profesor de periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, lleva algunos años investigando la migración de mexicanos a España. En la próxima primavera publicará un libro con los resultados de su investigación. Por ahora, Santillán Buelna, buen amigo mío y egregio paisano toluco, ha tenido la bondad de adelantarnos algunos de los datos más interesantes de su investigación en este texto.
José Ramón Santillán Buelna*
El perfil del inmigrante mexicano es: profesionales de entre 30 y 40 años, clase media o alta, concentrados en Madrid, Barcelona y Sevilla, más mujeres que hombres, eligen venir a España para realizar estudios de posgrado y durante su estancia construyen relaciones laborales y/o sentimentales que terminan por quedarse en el país.
Las principales características de la inmigración mexicana en España son académica y rosa, unos vienen a estudiar y se quedan, y otros se casan con españoles. Así, lo señalan los 9,466 permisos de residencia otorgados hasta 2008. Estudiantes que modificaron su visa a trabajador por cuenta ajena son 2,821 y las autorizaciones de residencia por matrimonio con españoles son 6,645.
Situación que señala que España se ha convertido en un país de emigración para los mexicanos. Cada año vienen cinco mil estudiantes a hacer estudios de posgrado, y algunos se quedan porque se casan o encuentran trabajo. Otros, vienen con su pareja española a iniciar una nueva vida aquí.
Este dato se desprende de la investigación “Inmigrantes mexicanos en España. Una inmigración académica y rosa” realizado por quien esto escribe, profesor en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, y que será publicado en primavera. El estudio tuvo como objetivo definir los perfiles de la inmigración mexicana. Su volumen, origen geográfico, nivel educativo, clase social, edad y sexo. Tipo de autorización de residencia, matrimonios mixtos.
Es la primera vez que se analizan una serie de datos estadísticos de organismos oficiales españoles, como del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Observatorio Permanente de la Inmigración, para establecer los perfiles de los inmigrantes mexicanos. En este texto, resumimos algunas de características de ésta comunidad que muestran su papel en el proceso migratorio que vive España.
Para enero de 2008, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), residían 12,633 mexicanos, que representan menos del 1% del total de la inmigración Latinoamérica. Viven en tres principales comunidades: Madrid, Cataluña y Andalucía. Su número aumenta en una media de 1,500 por año. Es una comunidad pequeña comparada con otras cifras de inmigrantes latinoamericanos, ecuatorianos (420,110), colombianos (280,705), por poner dos ejemplos, pero la comunidad mexicana es muy compacta, en términos de edades, sexo, procedencia, actividades laborales, niveles educativos y expectativas migratorias.
Otras características de los mexicanos son la edad y sexo, los datos señalan que el 90% tiene entre 16 y 64 años. La proporción que suponen los menores de 16 años y mayores de 65 es muy inferior 827 personas menores de 16 años y 301 mayores de 65 años. La media de edad es de 34,7 años. Según sexo, 7,579 (el 60,60%) son mujeres y 5,054 (el 39,40%) hombres.
La composición por origen geográfico de los inmigrantes muestra como principal tendencia tres ciudades: Distrito Federal con su área conurbada (Estado de México), Jalisco y Monterrey. Se puede explicar primero, por la posibilidad para obtener una beca para estudiar en España la concentración de Universidades e Instituciones del gobierno están en estás ciudades. Segundo, si una persona decide venir a trabajar a España debe contar con una amplia experiencia profesional o solicitar su traslado que sólo la da las multinacionales y empresas españolas que se ubican en el DF, Monterrey o Guadalajara, principalmente.
En cuanto al perfil de pertenecer a la clase media o alta, se explica por los requisitos económicos solicitados por el gobierno español para conceder un visado de estudiante que tiene como requisitos para obtener la visa de estudiante: demostrar recursos económicos por 1,000 euros anuales, la media del coste de los postgrados es de 2000 euros anuales, además hay que agregar el costo de la manutención gastos que sólo son accesibles para gente que obtiene una beca o personas de clase media o alta.
De acuerdo, al tipo de residencia 5.988 están en régimen general sin vínculos con europeos y 6.645 en régimen comunitario formado por los familiares de españoles o europeos. Esto significa que más de la mitad de permisos de residencia se han otorgado para mexicanos casados con españoles o nacionales de la Unión Europea. Relacionando éstos datos con el tipo de autorización de residencia tenemos que 2.821 son empleadas por alguna empresa, 71 trabajan por su cuenta, principalmente, una actividad de comerciante (restaurantes), 1.493 viven de sus propios recursos económicos procedentes de su país, 1.603 tienen residencia permanente, y por ultimo, 6.645 están en régimen comunitario.
El matrimonio con españoles es una vía para obtener la autorización de residencia comunitaria de ésta forma 6.645 personas la han conseguido que representa más del 50% del total de mexicanos residiendo en el país.
Otro dato a destacar es la residencia no lucrativa de 1.493 personas que suponen el 10% y que se refiere a la gente que puede demostrar contar con sobrados recursos económicos para permanecer en el país. Esta característica confirma que una parte de la población mexicana es de un nivel económico alto.
Inmigración académica y rosa
Como señalábamos al principio del texto, España para los mexicanos es una inmigración académica y rosa. Es voluntaria, elegida, con recursos económicos, buscando aumentar su nivel académico o laboral, con alta cualificación, de ambos sexos, y también con el objetivo de formar una familia aquí para un grupo importante de personas.
En primer lugar, la inmigración académica es universitaria: los mexicanos vienen a estudiar postgrados (másters y doctorados) que ampliarán el currículum, buscan el reconocimiento que tienen los títulos en una universidad española. Para junio de 2008 había 6.073 estudiantes mexicanos registrados.
Los estudiantes mexicanos eligen un centro universitarios por el idioma, con la licenciatura acceden directamente a estudios de doctorado, el precio de la matricula es accesible, muchos vienen becados por alguna institución de su país o pertenecen a la clase media o alta que posibilita que su familia pueda pagar sus estudios y estancia.
El segundo tipo de inmigración es la rosa: el hecho de que la población mexicana la compongan más mujeres que hombres con permiso de residencia comunitario obtenido por matrimonio con españoles, principalmente. Este tipo de inmigración desarrolla vínculos familiares, sociales, culturales y geográficos que facilita la integración plena a la sociedad española. El factor pareja juega como incentivo para inmigrar porque compensa la distancia del país y de la familia para dar seguridad frente a la incertidumbre de empezar una vida nueva.
La inmigración académica y rosa es un espacio activo. A los mexicanos les interesa conocer la realidad local, como la política, la economía, la cultura que facilita su adaptación. Pero sus intereses van más allá del conocimiento de la dinámica social del país, interactúan en sus ámbitos universitario, laboral, artístico y familiar que contribuyen a su estabilidad profesional y residencial. Aprovechan sus condiciones de privilegio para arraigarse. Los datos del crecimiento anual de inmigrantes mexicanos, señala que algunos de los estudiantes que llegan no regresan y que con el paso del tiempo adquieren la residencia por cualquiera de las formas existentes, como por arraigo o matrimonio.
La inmigración académica tiene un doble análisis, primero, en el país de origen debería de preocupar sobretodo cuando se trata de personas predominantemente jóvenes, con estudios superiores que deciden quedarse aquí por la difícil situación política, y social de allá, y las pocas expectativas laborales que se convierten en el fenómeno llamado fuga de cerebros o masa gris donde el estado no se ve recompensado por la inversión educativa hecha. Segundo, para el país de destino estas personas son capital intelectual y humano que reforzarán los aspectos positivos de la inmigración, su actuación debería de facilitar la integración de otras comunidades menos favorecidas.
Por otra parte, hay otra característica de la inmigración mexicana, llamada rosa, determinada por contraer matrimonio: más de la mitad de permisos de residencia se han dado de ésta forma, especialmente de mujeres, pero también de hombres. Las mujeres trabajan o estudian y, por tanto, tienen un entorno positivo para su integración, donde también sus características socio-económicas contribuyen a ello. Los inmigrantes casados forman familia aquí, pertenecen a una sociedad tradicional que tiene hijos.
Por último, si la inmigración mexicana es por razones académicas o por matrimonio y no la falta de recursos económicos, seguirá gozando de oportunidades que posibiliten su desarrollo profesional en éste país y la buena percepción positiva de la población local. Esa situación se debe a su perfil universitario, nivel económico medio o alto que contribuye a una socialización amplia, genera una dinámica de contactos laborales, sociales y afectivos que posibilita su adaptación, por la vía laboral o matrimonial.
1 comment:
Holas, no se porque hacen tanta distinción entre micgración A Y B, la migración de personas pasa hasta en los mejores países.Ahora mismo los jóvenes irlandeses se van de irlanda, eso si con carrera.
en méxico tenemos el estigma del inmigrante, pero eso no debería de ser así , jóvenes de todos los países migran, en Holanda ahora mismo tienen mas emigración que migración neta, y no se digan otros países menos desarrollados.
No a a la estigmatización del emigrante.
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