Tuesday, August 28, 2007

The grass is not always greener on this side of the fence

Los Angeles is the second largest city in the world by Mexican population. As it also happens in the largest one--Mexico City, of course--only the grass of its fanciest parks is green. Desperate to find a greener grass, immigrants cross the border holding their breath, hoping for the best. But many times, the grass they find on this side of the fence reveals itself as everything but green; what they run into here is rather yellowish and definitely harrowing. This feature on Spanish daily El País highlights L.A.'s dark face, the South side of Los Angeles, poisoned with violence and hopelessness. Ironically, most Latinos afflicted by the gangs' rage and drug trafficking infernos, come from families who left Mexico dreaming of better days for their kids. Tired of finding no choice on the land they were born, they came here to get their fix of reality check.

Monday, August 27, 2007

From Holland, Víctor Loaiza

Message sent on 08/23/07. Víctor lives in Opperdoes, a small town in Northern Holland close to Medemblik. An unlikely place for a Mexican emigrado, right? Thanks to Victor for sharing his story with us.

Estimado Antonio:
Acabo de leer tu columna en El Universal via internet. Me gustó y me metí a tu blog y leí tu historía. Si tienes oportunidad de leer la columna de Juan María Alponte del 21 de agosto, también en El Universal, te dará más información sobre la inmigración de mexicanos.
En mi caso tengo 3 meses en los Países Bajos, recién desempacado. Estudié aquí una maestría (MSc Plant Sciences Greenhouse Horticulture) en 2004-2005, como becario del CONACYT (el camino correcto, ¿no?). Regresé a México cargado de positivismo y con la certeza de que siendo mi negocio la producción vegetal bajo invernaderos y siendo egresado del Tec de Monterrey, teniendo maestría en Holanda (país punta en la industria de los invernaderos), no tendría ningún problema en encontrar trabajo o socios para empezar un negocio.
Para mi sorpresa ni lo uno, ni lo otro jajajaja.
Para mí, 2006 fue un desastre. Sin trabajo, sin socios, sin dinero. Muchas entrevistas de trabajo, muchos planes de negocio, pero al final nada de nada. Trabajé 3 meses para una empresa con un salario que era menos de la mitad de lo que ganaba al mes antes de irme de master... Regrese a Europa, mi novia vive aquí.
Me conseguí una entrevista con mi antiguo patrón en el Reino Unido, y de ahí brinqué a Holanda. Me quedé 6 semanas, hasta que conseguí chamba (jajajaja).
Fui a 4 o 5 entrevistas con diferentes empresas, hasta que mi actual patrón me contrato, y aqui estoy.

Emigré por un conjunto de razones que algunos de mis amigos no entienden, ya que en México tenía todo para hacerla. Y en realidad eso parecía, eso creía. Pero la realidad me hizo ver que no era así.
Y una razón poderosa para considerar seriamente la posibilidad de salir de México es la calidad de vida. Aunque como dices en tu blog, en México tiene uno de todo, lujos, influencias, etc., al vivir fuera del país me di cuenta de lo cómodo que es viajar en tren de ciudad en ciudad, de tener la certidumbre de que las cosas funcionan (servicios, Gobierno, etc), de que tu empleador no puede ser o no es ni el 10% de gandalla que el mexicano, y que los estudios y experiencia laboral es 5 veces más valorada que en México. Es triste, pero como dice el dicho, nadie es profeta en su tierra.
Por lo pronto este va a ser mi hogar. Estoy contento en el trabajo, voy a aprender el idioma, y sigo con mi novia. ¿Cómo ves?

Un afectuoso saludo y espero nos mantengamos en contacto.

Vic

P.D. Lo que sí extraño es la comida. Siendo un gordito, ¡sufro! (como diría [Germán] Dehesa).

Friday, August 24, 2007

Reactions to Op-ed on El Universal

Five Mexican fellows have contacted me so far regarding the article I ran yesterday on El Universal. Most of them from outside of Mexico. I am eager to share with you their comments, but am still waiting for their consent for disclosure. I can give you a hint of where they live though. Houston, Geneva, a city in Holland--Amsterdam?--and Liguori, Missouri. Niños bien from Mexico are spreading all over the globe! Hey, wait a minute. Would they consider themselves "niños bien"? That´s a good question, huh?
More to come...

Thursday, August 23, 2007

Sobradamente preparados (y hartos)

Si esto fuera una sesión de terapia, así me presentaría yo: Hola, me llamo Antonio, soy egresado de la Universidad Iberoamericana, vivía en Tecamachalco hasta hace seis años que me fui de México, y no tengo ganas de regresar.

Para crear un grupo de apoyo para emigrantes como yo podría invitar a mis amigos más cercanos, de los que 80% ya vive fuera de México, o a algunos de los 225 mil jóvenes con estudios técnicos y profesionales que, según datos del Consejo Nacional de Población (CONAPO), se van cada año del país en busca de mejores oportunidades.

CONAPO señala también que, entre 2000 y 2005, emigraron en promedio 577 mil mexicanos cada año—el equivalente a la población de Tuxtla Gutiérrez—. Eso supone que los integrantes del reducido segmento de población nacional que tuvo acceso a educación superior —y a lo que conlleva ese estilo de vida en México: servicios de salud (privados), seguridad (privada), privilegios (públicos) y confianza en el futuro (propio)— supone ya 40% del contingente migratorio.

Cuando trabajaba como reportero en El Financiero —de 1998 a 2000— visité regiones de Michoacán y Puebla asoladas por el fenómeno de la migración masiva y las razones que orillaban a sus habitantes a contratar los servicios del coyote picaban los ojos: sin fuentes de empleo, sin clínicas de salud en marcha, sin servicios escolares más allá de sexto grado, en ciertos casos sin agua potable, estaban sembradas de pueblos habitados, en el mejor lugar común de la geografía migratoria de antaño, sólo por niños, mujeres, ancianos y perros callejeros.

El paso del tiempo y la incapacidad para distribuir de forma más equitativa el producto interno bruto que hace de México la duodécima economía mundial llevaron la opción migratoria por senderos menos rulfianos. Las ganas de irse al gabacho se hicieron herida urbana.

--¿Sientes nostalgia por México? —pregunté en 1999 a un ex chavo banda que había emigrado de Ciudad Neza a Nueva York y que se había establecido con su mujer y su hija, pequeñita, en Harlem.

-¿Quién va a sentir nostalgia por un lugar donde los niños andan encuerados en la calle, llenos de lodo?

Según cifras de la ONU, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional citadas por The New York Times (NYT), México es el país de América Latina que más gente expulsa de su territorio en números absolutos. Según CONAPO, 47% de los jóvenes preparados que se van lo hacen para huir de la pobreza.

La onda expansiva del boom migratorio ha llegado hasta colonias como el Pedregal, Del Valle o Ciudad Satélite. Ahora también impacta en graduados de universidades privadas donde el espacio de estacionamiento para alumnos es tan grande como el espacio que ocupan las aulas y en familias de provincia que antes sólo venían a hacer shopping a San Antonio (en cuya afluente zona norte la cifra de mexicanos de clase media alta que se están asentando ha crecido tanto que la gente ya la llama “La pequeña Monterrey”).

Irónicamente, los braceros de lujo—término acuñado por el cineasta Alfonso Cuarón—nos beneficiamos del inequitativo reparto de oportunidades que prevalece en México para huir de lo que no nos gusta y, al mismo tiempo, ponemos nuestro granito de arena para perpetuarlo. Bilingües, preparados y cosmopolitas, nos aprovechamos de la creciente demanda de profesionales calificados en el primer mundo.

Como publicó NYT el lunes pasado en el reportaje Preparados y bienvenidos: una nueva especie de migrante en boga, “el número de inmigrantes con educación universitaria en [20] países desarrollados de occidente creció 69% entre 1990 y 2000, según un análisis preparado por el Banco Mundial… De los 52 millones de trabajadores migrantes de esos países, 36% tenían algún grado de educación universitaria, contra 31% de la década anterior”.

Un inmigrante —no hablo de refugiados ni de exiliados— es un inconforme nato. Huir de la desesperanza que exuda la mixteca no tiene arreglo. Escapar de la pesadilla de los extrarradios es inherente al instinto de supervivencia. Pero hay algo inquietante, algo atrofiado y que reclama un ajuste, en las ganas de huir de quienes habitan los parajes más acomodados de un país que hasta hace poco parecía servido a su antojo.


Published in Mexican newspaper El Universal on August 23rd, 2007.