Friday, July 11, 2008
La venganza es un plato que se servirá en las urnas
Tras años de mantener de manera consistente una tasa de naturalización casi 20 puntos porcentuales más baja que la media nacional, los inmigrantes mexicanos se han puesto las pilas, han dejado atrás la desidia y los prejuicios, y se están movilizando en estampida para obtener la nacionalidad estadounidense.
Como publica hoy el diario Los Angeles Times, el número de mexicanos que se nacionalizó el año pasado creció casi 50% respecto al año anterior. Una de las razones de este cambio en la tendencia, según un reporte citado por el diario, fueron las campañas organizadas por organizaciones civiles y medios de comunicación en español dirigidas a crear conciencia sobre la importancia del voto.
Pero también el hecho de que muchos inmigrantes mexicanos, que ya eran residentes permanente y eran elegibles para obtener la ciudadanía estadounidense, se hartaron de ser meros testigos de la radicalización del discurso antiinmigrante en los medios de comunicación conservadores, azuzado por los grupos de ultraderecha.
Al mismo tiempo, el incremento en el número de mexicanos que se nacionalizaron, que llegó a 122,000 personas, contra 84, 000 del año anterior, según explica LAT, se dio justamente un año después de que los mexicanos que viven fuera de su país de origen pudieran votar en unas elecciones generales desde el exterior. Como se podrá recordar, en las elecciones de julio de 2006 en las que resultó ganador Felipe Calderón, sólo votaron 44,000 mexicanos desde el exterior.
Es difícil saber en qué medida esto contribuyó a una toma de conciencia entre quienes se animaron finalmente a pedir la nacionalidad. Sin embargo, hay una lógica que pudieron haber aplicado fácilmente: darse cuenta de que el lugar en donde uno tiene que participar activamente en la elección de sus representantes es el lugar en donde uno vive, no el lugar donde uno nació, a donde añora volver algún día o donde simplemente ya no vive, no paga impuestos, ni es sujeto de sus leyes, más.
Lo más importante de este cambio en la tendencia, es que los miles de mexicanos--y latinoamericanos que, en su conjunto, están siendo objeto de estigmatización por la oleada antiinmigrante--que se nacionalizaron el año anterior y éste, lo hacen con un objetivo puntual y lleno de voluntad política: votar en noviembre. Y todo parece indicar que no votarán por el candidato que sea más paternalista con ellos, sino el que esté dispuesto a verlos como iguales.
De seguir así, podríamos experimentar, por primera vez, un cambio palpable en la influencia de la comunidad mexicana en el sistema político estadounidense. Ya sería hora.
Para leer la nota completa del LAT, píquenle aquí.
Si quieren ir directamente al reporte, hagan clic aquí.
Como publica hoy el diario Los Angeles Times, el número de mexicanos que se nacionalizó el año pasado creció casi 50% respecto al año anterior. Una de las razones de este cambio en la tendencia, según un reporte citado por el diario, fueron las campañas organizadas por organizaciones civiles y medios de comunicación en español dirigidas a crear conciencia sobre la importancia del voto.
Pero también el hecho de que muchos inmigrantes mexicanos, que ya eran residentes permanente y eran elegibles para obtener la ciudadanía estadounidense, se hartaron de ser meros testigos de la radicalización del discurso antiinmigrante en los medios de comunicación conservadores, azuzado por los grupos de ultraderecha.
Al mismo tiempo, el incremento en el número de mexicanos que se nacionalizaron, que llegó a 122,000 personas, contra 84, 000 del año anterior, según explica LAT, se dio justamente un año después de que los mexicanos que viven fuera de su país de origen pudieran votar en unas elecciones generales desde el exterior. Como se podrá recordar, en las elecciones de julio de 2006 en las que resultó ganador Felipe Calderón, sólo votaron 44,000 mexicanos desde el exterior.
Es difícil saber en qué medida esto contribuyó a una toma de conciencia entre quienes se animaron finalmente a pedir la nacionalidad. Sin embargo, hay una lógica que pudieron haber aplicado fácilmente: darse cuenta de que el lugar en donde uno tiene que participar activamente en la elección de sus representantes es el lugar en donde uno vive, no el lugar donde uno nació, a donde añora volver algún día o donde simplemente ya no vive, no paga impuestos, ni es sujeto de sus leyes, más.
Lo más importante de este cambio en la tendencia, es que los miles de mexicanos--y latinoamericanos que, en su conjunto, están siendo objeto de estigmatización por la oleada antiinmigrante--que se nacionalizaron el año anterior y éste, lo hacen con un objetivo puntual y lleno de voluntad política: votar en noviembre. Y todo parece indicar que no votarán por el candidato que sea más paternalista con ellos, sino el que esté dispuesto a verlos como iguales.
De seguir así, podríamos experimentar, por primera vez, un cambio palpable en la influencia de la comunidad mexicana en el sistema político estadounidense. Ya sería hora.
Para leer la nota completa del LAT, píquenle aquí.
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