Monday, July 7, 2008
La madre patria no 'perrea, perrea'
Para nadie es noticia a estas alturas la afirmación de que, conforme ha ido consolidando su posición en la Unión Europea y se ha convertido (de nuevo) en una potencia económica (ha superado recientemente a Italia en cuanto al producto interno bruto), España se ha ido alejando cada vez más de Latinoamérica y acercándose a Europa.
La nueva ley de inmigración ha puesto en evidencia que la cercanía que ha(bía) marcado las relaciones entre los países latinoamericanos y la madre patria ha quedado atrás. Para quienes conocen poco de cómo se dan las regulaciones al interior de la Unión Europea, es casi incomprensible atestiguar que en últimas semanas, como reporta hoy el diario El Universal, unos 40 mexicanos que viajaban como turistas han sido deportados desde suelo español por carecer de una carta de invitación para hospedarse con amigos o familiares, y que, según el periódico mexicano, debe ser autorizada por el Cuerpo Nacional de Policía español.
México no es uno de los principales países exportadores de migrantes hacia España--ni hacia el resto de la Unión Europa--pero sí es uno de los destinos turísticos favoritos de los mexicanos de clase media alta. Por lo demás, muchos de los mexicanos que viven en España lo hacen de forma legal, como estudiantes o porque se han casado con ciudadanos españoles. No sé cómo sea ahora porque hace cuatro años que no vivo allá, pero hasta antes de los atentados del 11 de septiembre--que transformaron el concepto de seguridad fronteriza en Estados Unidos y sus aliados europeos--era muy fácil permanecer, como mexicano de clase media alta, de forma ilegal en España.
Las cosas, pese al proceso de regularización que facilitó el gobierno español a casi 700,000 inmigrantes en 2005 y a que España ha abogado por la suavización de la nueva ley de inmigración europea, parece que han comenzado a cambiar.
Ayer en la cena, mi mujer me refirió esta nota publicada en El País de Uruguay, en el que se explica que, con la nueva ley de inmigración, la residencia española no será otorgada a un ciudadano no comunitario casado con un ciudadano español de manera automática, como era antes (así fue como yo obtuve la residencia, por 'reunificación familiar'), y sólo será otorgada si el cónyuge no comunitario cuenta de antemano con un contrato de trabajo en España.
Mi carnet de residencia expiró hace dos años. Así que ahora tengo la tarea de saber si para volver a obtenerla, alguien en España tiene que ofrecerme un trabajo. ¿Servirá de algo que, además de estar casado con una española, soy padre de dos ciudadanos españoles? No lo sé, pero parece poco probable que así sea.
A lo largo de esta semana seguiremos deshilvanando la nueva ley de inmigración europea y sus consecuencias para los lectores de PSN. En tanto, mexicanos y mexicanas, cuéntenme, please, si han tenido que enfrentarse ya a este nuevo muro fronterizo en la vieja europa.
P.S. Y decían que los gringos se estaban poniendo pesados con el tema de la inmigración. Who knew.
La nueva ley de inmigración ha puesto en evidencia que la cercanía que ha(bía) marcado las relaciones entre los países latinoamericanos y la madre patria ha quedado atrás. Para quienes conocen poco de cómo se dan las regulaciones al interior de la Unión Europea, es casi incomprensible atestiguar que en últimas semanas, como reporta hoy el diario El Universal, unos 40 mexicanos que viajaban como turistas han sido deportados desde suelo español por carecer de una carta de invitación para hospedarse con amigos o familiares, y que, según el periódico mexicano, debe ser autorizada por el Cuerpo Nacional de Policía español.
México no es uno de los principales países exportadores de migrantes hacia España--ni hacia el resto de la Unión Europa--pero sí es uno de los destinos turísticos favoritos de los mexicanos de clase media alta. Por lo demás, muchos de los mexicanos que viven en España lo hacen de forma legal, como estudiantes o porque se han casado con ciudadanos españoles. No sé cómo sea ahora porque hace cuatro años que no vivo allá, pero hasta antes de los atentados del 11 de septiembre--que transformaron el concepto de seguridad fronteriza en Estados Unidos y sus aliados europeos--era muy fácil permanecer, como mexicano de clase media alta, de forma ilegal en España.
Las cosas, pese al proceso de regularización que facilitó el gobierno español a casi 700,000 inmigrantes en 2005 y a que España ha abogado por la suavización de la nueva ley de inmigración europea, parece que han comenzado a cambiar.
Ayer en la cena, mi mujer me refirió esta nota publicada en El País de Uruguay, en el que se explica que, con la nueva ley de inmigración, la residencia española no será otorgada a un ciudadano no comunitario casado con un ciudadano español de manera automática, como era antes (así fue como yo obtuve la residencia, por 'reunificación familiar'), y sólo será otorgada si el cónyuge no comunitario cuenta de antemano con un contrato de trabajo en España.
Mi carnet de residencia expiró hace dos años. Así que ahora tengo la tarea de saber si para volver a obtenerla, alguien en España tiene que ofrecerme un trabajo. ¿Servirá de algo que, además de estar casado con una española, soy padre de dos ciudadanos españoles? No lo sé, pero parece poco probable que así sea.
A lo largo de esta semana seguiremos deshilvanando la nueva ley de inmigración europea y sus consecuencias para los lectores de PSN. En tanto, mexicanos y mexicanas, cuéntenme, please, si han tenido que enfrentarse ya a este nuevo muro fronterizo en la vieja europa.
P.S. Y decían que los gringos se estaban poniendo pesados con el tema de la inmigración. Who knew.
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