Friday, April 11, 2008

Más sobre la golpiza a migrantes en Oaxaca

La documentación de los abusos por parte de elementos de la Armada mexicana a inmigrantes centroamericanos en Oaxaca, que reproduje aquí el sábado pasado, ha seguido, afortunadamente, dando de qué hablar.

Si no saben de qué estoy hablando, hagan scroll down y lean el post Qué relindo es México (viñeta II), que los llevará a la nota original.

Hoy en el diario El Universal, el especialista en fuerzas armadas Jorge Luis Sierra (full disclosure: Sierra es un buen amigo mío) publica un imprescindible artículo de opinión al respecto.

"No es esta la primera vez que surgen denuncias similares", escribe Sierra en su columna de hoy, que pueden leer en su totalidad si le pican aquí. "Los primeros reportes sobre el abuso de personal militar contra inmigrantes en Las Palmas surgieron desde mediados de enero. La actuación abusiva de ese agrupamiento, que forma parte de alguno de los 31 batallones de Infantería de Marina que activó hace menos de un año el almirante secretario Francisco Saynez Mendoza, parece ser más sistemática que un caso individual y aislado".

El caso de Las Palmas ha puesto en imágenes concretas algo que ha sido extendidamente documentado: cuando se trata de abusar de los inmigrantes indocumentados, no sólo el Estado mexicano, sino un buen número de mexicanos, nos ponemos a la altura de los segmentos más xenófobos y antiinmigrantes de otras sociedades a las que solemos echar en cara su mala onda hacia los inmigrantes mexicanos, principalmente la gringa, pero también las de otras en Europa.

Pero, como siempre cuando se trata de México lindo y qué gandalla, nuestra xenofobia tiene dos raseros determinados por el racismo. Los inmigrantes a los que solemos hacer la vida de cuadritos vienen de Centroamérica y suelen ser muy morenos de piel y con rasgos indígenas. En el excelente libro de Sonia Nazario Enrique's Journey--traducido ya al español bajo el título La travesía de Enrique, y del que HBO ya prepara una versión cinematográfica--la ganadora del premio Pulitzer por este trabajo documenta los testimonios de varios jovencísimos inmigrantes hondureños y salvadoreños quienes cuentan que el trayecto más duro en su recorrido desde Centroamérica hasta el gabacho, es la parte sur de México, desde Chiapas hasta la ciudad de México.

Me pregunto si estos inmigrantes, que viajan en trenes y tienen que cruzar sin papeles desde Guatemala, fueran güeritos, si vinieran de California, de Nueva York, de Canadá o de Cataluña, correrían la misma suerte. La respuesta ya la sabemos, ¿no? La vemos todos los días en Cancún, en Vallarta o en la colonia Condesa.

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