Tuesday, April 15, 2008

Mordidas y clase media




Mi buen amigo Gabo Sama analiza hoy en su blog sobre medios de comunicación un reportaje que publicó la revista Expansión sobre un tema que me intriga y del que no sé qué pensar: el supuesto, presunto crecimiento de la clase media en México.

La primera vez que oí al respecto fue hace un par de meses en una conferencia que ofreció el ex canciller Jorge G. Castañeda en la Universidad de St. Thomas en Houston, para presentar su libro Ex Mex: from Migrants to Immigrants. Ahí, Castañeda dijo que una de las razones del aumento en los niveles de violencia relacionados con el narcotráfico en México en años recientes era que el consumo de droga en el país había crecido, en parte, porque el poder adquisitivo de la clase media estaba creciendo y los jóvenes de este segmento socioeconómico ahora tenían más dinero para comprarlas.

Castañeda también abordó el tema al ser entrevistado por The Economist para un reportaje publicado en agosto de 2007 sobre el crecimiento de la clase media latinoamericana en su conjunto.

"In Mexico, argues Jorge Castañeda, a political scientist, some of the new middle class come from the informal economy, others from new industries or service businesses. The class is less concentrated in Mexico City and is rougher-edged, culturally and socially, as well as darker-skinned, shorter and more Mexican-looking than its predecessor, he says", relataba el texto y agregaba, en relación al país de las rancheritas y el Góber precioso:

"In Mexico, according to Alejandro Hope of GEA, a consultancy in Mexico City, the number of families with a monthly income of between $600 and $1,600 has increased from 5.7m [million] in 1996 to 10.7m [million] in 2006... In Mexico some 15m [million] out of 27m [million] households could have middle-class incomes by 2012, reckons Mr Hope."

El artículo de The Economist planteaba una realidad alentadora, aunque su acercamiento al tema rezumaba la típica upbeat-vibe de las revistas de negocios dirigidas a las élites cuando se trata de abordar asuntos feos--como la pobreza--que puedan generar en sus lectores algún dejo de remordimientos; nada que ningún ejecutivo de una casa de bolsa o un fondo de inversión pueda superar con un appletini, por otro lado.

Lo que me hizo ruido cuando escuché a Castañeda es que pusiera como ejemplo del supuesto crecimiento de la clase media a chavos de la ciudad de México que van a pasar los fines de semana a las casas de descanso de su familia en Acapulco y que, una vez ahí, hacen lo que cualquier otro chavo de clase media en cualquier otro país: echar desmadre y drogarse.

En eso último tiene razón pero, según yo, los chilangos de clase media no tienen la capacidad de consumo para tener una casa de descanso en Acapulco--aun sea un departamentito--y sus hijos no pueden ir cada fin de semana o dos a Aca para reventarse. Eso sigue siendo un privilegio de las élites, cuyos hijos más egregios aparecen en el solterómetro de las revistas Quién o Caras.

Anyway. Llevo casi siete años viviendo fuera de México y desde entonces no he pasado más de tres semanas ahí cuando he ido de visita, y la última vez que fui, durante un fin de semana, fue en julio de 2006. Eso significa que me he perdido la mayor parte del México pospriísta y, pensé mientras escuchaba a Castañeda, lo mismo algunas cosas sí han cambiado en México.

Cuando vi el titular 'La nueva clase media' en la portada de Expansión, sentí palpitaciones. En un instante comencé a cuestionar las ideas que me la paso rumiando sobre los innumerables retos que México tiene que vencer todavía para ser una democracia de verdad, un país de clases medias, una nación donde no existan aisladas dos distintas realidades, las de la gente que describe y lee la edición mexicana de ¡Hola!, y las de quienes siguen las telenovelas de Televisa y TV Azteca.



Pero nada más comenzar a leer el reportaje, me topé con que "las cifras del gobierno muestran que, en la última década, una cuarta parte de la población superó la línea de pobreza, y pasó a formar parte de la clase media baja de México. Allí se ubican las familias cuyos integrantes obtienen un ingreso por persona mensual promedio de 1,700 pesos a precios de hoy, una cifra minúscula, pero que nunca fue rebasada así antes de 2006. La estabilidad económica y otros factores ayudaron a que el ingreso de las familias mexicanas haya crecido en los últimos años, y elevó el consumo a niveles inéditos".

Como dice Sama en su blog, eso equivale a $160. Una familia de cuatro personas de clase media baja en México, de acuerdo con esas cifras, ganaría $640dólares mensuales o $7,680 dólares al año. El umbral de pobreza para una familia de cuatro personas en EEUU para 2007 fue estimado por el gobierno federal en $20,650 dólares. ¿Se puede vivir como clase media en México con menos de $1,000 dólares al mes?

Perdonen mi exquisito lenguaje, pero pensar que ese ingreso es propio de la clase media es una mentada de madre y la confirmación absoluta de que México sigue igualito que cuando me fui. Pero seguramente este tipo de textos dan argumentos a la élite para decir que es cierto, que en México las cosas están cambiando y que, como diría alguna vez Jesusa Rodríguez sobre Carlos Salinas de Gortari, el gobierno está intentando sacar a los mexicanos de la pobreza, pero va uno por uno, y comenzó con sus amigos cercanos.

En un esquema así, que haya chachas trabajando 20/6 y 'cerillos' (niños en edad escolar) de doce años pidiendo limosna--es propina, wey, no es limosna, me dirán--por meter la compra en bolsas del súper forma parte de la postal natural de la emergente 'clase media baja' mexicana.

Con razón las élites no se quieren ir de ahí. La mano de obra sale tan barata y tener privilegios es una ganga.

En esas reflexiones calzonudas andaba, cuando me topé con una nota de El Universal que daba detalles del informe sobre el estado de la corrupción en México que presentó el capítulo mexicano de Transparency International, llamado Transparencia Mexicana. El informe traía un dato que yo ya sabía, desde que tengo uso de razón: el Estado de México, en cuya capital nací y viví hasta los 18 años, es la entidad más corrupta en el país, seguida del Defectuoso y Tlaxcala (¡saludos, Melody!).

Pero además, traía un dato que acojona: los mexicanos dedican 8% de sus ingresos a pagar mordidas (bribery).

O sea que esa persona que acaba de salir de la pobreza tiene que dedicar, encima, $5 dolaritos de su presupuesto a la corrupción.

That doesn't sound very clase-media-y to me...

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